Los cubrebocas como medida preventiva ante el covid y su contaminación
Una de las medidas básicas para combatir el contagio de COVID-19 ha sido el uso del cubrebocas. La diseminación de información respecto a su efectividad, la hizo una de las principales medidas adoptadas en todos los países. Lo cierto es que la rápida propagación de virus y el pánico derivado de ello, en su momento, generó compras masivas de este y otros elementos para la protección, así como desabastecimiento durante periodos considerables.
Si bien, su uso es una medida sumamente efectiva que beneficia desde grandes empresas hasta pequeños comercios, como se explica en la entrada “Cubrebocas, un factor que incrementa o disminuye las ventas en los retailers (tiendas y locales comerciales)”[1], otros han sido lo efectos de su descontrolado consumo.
Impactos al medio ambiente
Anteriormente se habló de algunos de los efectos colaterales de la pandemia y de su impacto en el medio ambiente[2], siendo la dramática disminución de emisiones de CO2 y otros contaminantes uno de los aprendizajes más latentes. No obstante, el cuidado del entorno natural aún está lejos de ser un elemento considerado como necesario y prioritario de atender. Su carácter finito está subvalorado y en consecuencia, es el último eslabón que se toma en cuenta, a la hora de emprender cualquier actividad humana.
Prueba de lo anterior son los millones de cubrebocas desechables que están llevándose a los rellenos sanitarios o que, comienzan a aparecer con frecuencia en lugares remotos como las Islas de Soko, Bósforo, Turquía o en la Costa Azul de Francia y Reino Unido[3] (Apostolou, 2020).



me interesó bastante, la infromación es muy buena
ResponderBorrarmuy buena informacion
ResponderBorrarbueno
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